De Beatriz Mogrovejo, concejala del área de Igualdad de Ganar Móstoles.
El pasado sábado 6 de mayo, acudí a la concentración que la Red Estatal contra el Alquiler de Vientres (RECAV) convocó frente a al Hotel Weare Chamartín en el que se celebraba la feria “Surrofair Madrid 2017”, que tenía como objetivo promover los servicios de alquiler de vientres.
Es importante evidenciar y poner de manifiesto que el ejercicio de la gestación subrogada, está prohibido en España, es decir, en este país, de momento y si la iniciativa de regular por ley los vientres de alquiler que abandera el Grupo Parlamentario Ciudadanos no se lleva a cabo, está prohibido.
Son muchas las organizaciones feministas las que se manifiestan absolutamente en contra de esta práctica, por lo que el sábado apoyaron la convocatoria a la concentración frente el Hotel, considerando que lo que estaba sucediendo en la sala de conferencia de dicho establecimiento, atentaba contra la legislación de nuestro país, promocionando y ofreciendo servicios ilegales.
Para poder tener un debate justo al respecto de la gestación subrogada o los vientres de alquiler, hay que evidenciar todas y cada una de las verdades que esconde este tipo de práctica más allá de la libertad de elección de la mujer que se presta para ello así como la elección de las personas que no pueden tener hijos e hijas de forma natural, todo ello llevado al contexto social, político y económico del sistema.
La mujer que se presta a este tipo de servicio “libremente” sufre con frecuencia desórdenes psicológicos y hormonales, derivados del tratamiento médico a la que debe ser sometida. Debe ser sometida a hormonación con estrógenos para preparar el endometrio y realizar la transferencia de embriones que previamente han sido fecundado in vitro. La decisión del número de embriones que se transfieren no es una decisión que tome la “madre de alquiler”, sino la madre/padre solicitante del servicio y del personal médico, lo que significa que una mujer puede ser engendrada por varios embriones sin su consentimiento previo que la puede llevar a tener un embarazo múltiple con el riesgo que ello puede implicar.
Simbólicamente, lo que esta práctica significa, es la cosificación de los cuerpos de las mujeres, convirtiéndolas en incubadoras donde lo emocional no tiene cabida, en el que el vínculo generado tras una gestación de 9 meses, no entra en el debate, simplemente se invisibiliza como si este no existiera.
En cuanto a la libertad de elección, me pregunto qué libertad de elección tiene una mujer de nulos o escasos ingresos económicos ante una propuesta como esta. No se trata de tener empatía con las parejas, homo o heterosexuales, que no pueden tener hijos de forma natural, se trata de tener máxima empatía con las mujeres que se ven obligadas a comerciar con su cuerpo.
Es importante señalar la falta de empatía que los y las asistentes a dicho evento tuvieron con las personas que nos concentrábamos en la puerta de dicho hotel, así como de las fuerzas de seguridad, desplazando a los antidisturbios que protegían una feria que, insisto, estaba promocionando una práctica ilegal en nuestro país. Promotores y asistentes al evento procuraron diferentes y diversas burlas e insultos, pudiendo dichos asistentes circular libremente, mientras que las manifestantes éramos identificadas por las fuerzas de seguridad. Se trataba de una concentración de protesta pacífica en contra de un evento de dudosa legalidad y de algo más que dudosa ética y responsabilidad con nuestra actual legislación. Desde Delegación de Gobierno enviaron instrucciones de cargar contra las manifestantes que afortunadamente fueron abortadas gracias a la presencia en dicha protesta de una parlamentaria.
Espero y confío que, más allá de desear que no se vuelva a celebrar una feria que promociona este tipo de prácticas, la iniciativa del Grupo Parlamentario Ciudadanos, no vea la luz nunca ni forma parte de los acuerdos que el Partido Popular y dicho grupo han pactado para aprobar los presupuestos generales del Estado en los recientes días. Lo veremos en el futuro.