Sobre la Ordenanza reguladora del reconocimiento al derecho y concesión de prestaciones sociales individuales de carácter económico y material

en Actos públicos/Actualidad

Susana20160428

La concejala Susana García Millán, del grupo municipal de Ganar Móstoles, habla en el pleno del Ayuntamiento del día 28 de abril de 2016 acerca del duro panorama que tienen que padecer aquellas familias o personas individuales de Móstoles que, por su situación económica, se ven abocadas a reclamar ayudas en Servicios Sociales.

Vivo en Móstoles desde el año 1974 y tengo muchas amistades que residen por todo el municipio. Como saben soy trabajadora social y es inevitable que muchas de estas amistades me llamaran de vez en cuando para hacerme consultas sobre donde acudir para gestionar una ayuda a domicilio para sus padres, o la teleasistencia o cualquier otra gestión. Con la llegada de la crisis muchos de mis amigos se quedan sin empleo, familias con uno o dos hijos, con la consabida hipoteca a sus espaldas y que de repente se encuentran con dificultades para poder pagar sus facturas. Facturas como el móvil, la conexión a internet, la luz, la comunidad, la hipoteca. Familias de esas a las que D. Mariano Rajoy pide que hagan un esfuerzo y se aprieten el cinturón. Familias que una vez agotada la prestación por desempleo, si la han tenido, están asfixiadas y me llaman para consultarme si hay alguna salida, algo a lo que recurrir. Algunas amigas, que están criando solas a sus hijos e hijas, y que trabajan limpiando casas por supuesto sin asegurar, ven como las van echando paulatinamente de sus trabajos porque las familias para las que trabajan también tienen que reducir gastos, y uno de ellos es la trabajadora de la limpieza.

A todas estas personas, les indicaba que acudieran a nuestros servicios sociales para plantear su caso y solicitar apoyo. Algunas eran reticentes, porque les daba vergüenza, pero acababan llamando. Otras, totalmente desesperadas, ya les daba lo mismo ir a un sitio u otro.

Ahora les voy a contar la experiencia de la mayoría de estas personas cuando han solicitado ayuda de los servicios sociales de Móstoles durante el mandato del partido popular, experiencia que demuestra la necesaria regulación de las prestaciones, objeto que estamos tratando en este pleno, además de abordar una profunda transformación en el funcionamiento del servicio que se presta.

Todo lo que les voy a contar es totalmente verídico. Quizás les pueda parecer que no se sustenta en un estudio riguroso pero para mí es un fiel reflejo de cómo han estado funcionando los servicios sociales municipales.

Les recuerdo que estamos en el siglo XXI, en plena era de la tecnología.

Empezamos con la primera toma de contacto.

Llamada por teléfono simplemente para informarte del procedimiento, si te dan cita por esta vía o hay que ir personalmente, en fin para saber qué hacer. Hasta 3 días en horario de mañana y tarde para que a muchas de mis amistades les cogieran el teléfono. Ya se han perdido 3 días y todavía no se sabe qué hay que hacer. Opción b, ir personalmente hasta los servicios sociales para pedir información. Si estás en paro, no hay problema para acudir, pero si aún se conserva el puesto de trabajo, hay que esperar a que te den permiso.

Y cuánto puede pasar en este supuesto? Vamos a poner, una semana para que te den permiso en el trabajo. Ya han pasado 10 días. Pero, bueno ya tenemos la cita en servicios sociales para 15 días después, por ejemplo, con lo cual transcurren 25 días desde que llamas por primera vez hasta que te ve la trabajadora social que va a valorar tu caso.

Vamos a poner que es una ayuda a domicilio para tu madre, que está ya muy mayor y vive sola y ya no se apaña. O una ayuda para pagar la luz. O una ayuda de respiro familiar porque soy cuidadora de mi padre las 24 horas los 365 días del año y no le puedo dejar solo en casa un fin de semana que me quiero ir a la playa para desconectar o una ayuda para comer o una ayuda para…. Miren no sigo, porque en la mayoría de los casos, mis amigos me ponían la cara colorada cuando me contaban las trabas, la cantidad de documentación que tenían que presentar, la pérdida de tiempo, la falta de personal, la descoordinación entre servicios sociales y otros departamentos del ayuntamiento. El ir y venir 20 veces porque era imposible contactar por teléfono. En algunos casos muy especiales, habían dejado de pagar el IBI y ya se les cerraba de un portazo el acceso a cualquier ayuda. La tardanza de 3 meses o más en concederla y eso en el mejor de los casos. La falta de un criterio común en la concesión. Casos muy similares, a unos sí se concede, a otros no.

En fin, unos servicios sociales, dignos de la prehistoria en pleno siglo XXI.

Esta es la versión de las personas usuarias. Créanme, la gente en Móstoles ha echado pestes sobre la atención recibida en sus servicios sociales durante su mandato.

Y podrían decir que estoy culpabilizando a los profesionales de nuestros servicios sociales de todo este caos, como sí hizo la ex ministra Ana Mato con los profesionales de la salud. Nada más lejos de la realidad, por favor, crean que no es esa mi intención. La culpa es de la responsable del área durante su gobierno que ha tenido abandonados los servicios sociales durante 12 años, en los que la carga de trabajo ha aumentado considerablemente porque se han asumido gestiones que tenía que realizar la comunidad de Madrid, como por ejemplo las valoraciones de dependencia. Una carga de trabajo añadida sin reforzar el personal, obligando a las trabajadoras sociales a primar la gestión burocrática frente a la intervención social. El aumento de las citas, el enfrentarse directamente a casos muy duros de resolver, a aplicar un criterio no definido previamente, a soportar muchas veces insultos, gritos, malas contestaciones, a sentirse igual de abandonadas que los usuarios.

En estos momentos, se han dado pasos adelante. Se ha reforzado la plantilla. Seguramente sigue siendo insuficiente pero ya hay una mejora. Se ha establecido una mejor coordinación con otros departamentos del ayuntamiento que muchas veces paralizaban la gestión hecha previamente por los servicios sociales. Se han reducido los tiempos de atención, te cogen el teléfono a la primera y te dan cita de un día para otro. Ahora se está aprobando una ordenanza que beneficia tanto a usuarios como a trabajadores. Aún así, queda mucho camino por recorrer. Como he dicho antes es necesario abordar una reorganización de los servicios sociales poniendo a disposición de los profesionales los medios materiales y humanos necesarios para trabajar desde perspectivas integrales y transversales. Redefiniendo sus funciones, readecuando los canales de atención a la ciudadanía y reduciendo los trámites burocráticos. Como punto de partida es fundamental realizar un análisis riguroso del funcionamiento actual en el que participen tanto profesionales como usuarios. Vamos a detectar necesidades reales para articular medidas efectivas. Y todo ello con el objetivo de lograr unos Servicios Sociales que den respuesta a las demandas de nuestros vecinos. Una respuesta concreta, ágil, eficaz y sobre todo cercana. Tenemos que ser capaces de ofrecer unos Servicios Sociales Municipales en los que no falten valores indispensables como son la universalidad, la proximidad, solidaridad, accesibilidad, transversalidad, la calidad y la calidez del servicio.

No me cabe duda de que la concejala actual está en ello.