Con respecto a la moción presentada por los grupos Ganar Móstoles, Socialista e Izquierda Unida Comunidad de Madrid en relación al preacuerdo suscrito por Jefes de Estado y Gobierno de la UE con Turquía, el concejal portavoz del grupo municipal de Ganar Móstoles, Gabriel Ortega, declaró lo siguiente:
Desde el grupo municipal de Ganar Móstoles encontramos al menos dos virtudes en esta iniciativa, que nos gustaría subrayar:
En primer lugar, el aterrizaje local de la misma. Nos parece muy importante que aquellas propuestas que debatamos para su aprobación en este pleno, tengan una incidencia real en nuestro municipio. En este sentido, nos congratulamos de los puntos 5 y 6 de las propuestas de acuerdo, para organizar una campaña de recogida de material humanitario en coordinación con las organizaciones de la sociedad civil que trabajan en ello sobre el terreno, comprometiéndose el Ayuntamiento a habilitar el espacio para albergar dicho material y canalizar a través de dichas organizaciones la distribución del mismo. La solidaridad es la ternura de los pueblos, además de una herramienta política de primer orden para atravesar estos tiempos difíciles que transitamos. Esa es la Europa en la que creemos, la que alberga en su seno y se concibe desde la solidaridad, la cooperación, el respeto a los derechos humanos, la fraternidad y la paz, no una Europa que se debata entre el odio y el miedo.
Igualmente valoramos la apuesta por la sensibilización ciudadana mediante la celebración de un festival solidario, porque la escala y la magnitud de la crisis humanitaria que se encuentra a las puertas de Europa, exigen hacer pedagogía y tomar partido a favor de las víctimas del horror y la guerra.
En segundo lugar, tratándose obviamente de cuestiones que trascienden en mucho las competencias y atribuciones del Ayuntamiento, sí que permite reflexionar sobre lo que sucede a nuestro alrededor y sobre lo que debería suceder, además de aportar nuestro granito de arena, en la medida de nuestras posibilidades, a la solución de este drama.
Y es que, con acuerdos como la declaración UE-Turquía del 18 de marzo de 2016, causa vergüenza comprobar como va muriendo a fuego lento el sueño común de un continente comprometido con las libertades públicas y los derechos humanos.
A día de hoy, tienen más derechos y libertades las cosas que las personas.
Mientras se legisla de forma que la libre circulación de mercancías (o de capitales) sea cada vez más fácil, favoreciendo, como sucede con el TTIP, especialmente a gigantes empresariales, miles y miles de personas, niños, mujeres y hombres que no se nos olvide, huyen de guerras devastadoras en Irak, Siria y otras partes del mundo, se agolpan a las puertas de Europa recibiendo como respuesta un acuerdo UE-TURQUÍA que produce vergüenza, que convierte los campos de personas refugiadas en campos de detención, que anula de facto el derecho de asilo y que no recoge garantía concreta alguna para asegurar que no se produzcan expulsiones masivas, para lo que parece, en realidad, destinado dicho acuerdo.
De hecho, varias ONGs, como Acnur, Msf o Save the children se han retirado para no ser cómplices de unas prácticas “injustas en inhumanas”, en palabras de una cooperante.
Según ACNUR, tres días después de la firma del acuerdo se produjo el traslado de 8000 personas llegadas antes del día 20, separando a las personas que ya habían llegado de las que siguen llegando tras la firma del mismo.
Les propongo que prestemos atención a la información que llega, desde el terreno, en éste caso desde el campo de personas NO refugiadas de Indomeni. Quisiéramos reconocer el valor de las personas que han decidido estar presentes allí, como Daniel Lobato, un paisano que recoge y reparte zapatos allí, profesionales de Payasos Solidarios que se dedican a intentar hacer menos dura la realidad de la infancia en los campos, y el periodista Alberto Sicilia.