La historia reciente de Móstoles es la del resultado de las malas políticas que anteponían los intereses de una minoría privilegiada por encima del beneficio a la ciudadanía. Así, nuestra ciudad quedó abierta en canal por las obras del proyecto fallido del tren de Móstoles a Navalcarnero, los recortes menguaron y deterioraron nuestros servicios públicos, soportamos las obras de un polideportivo faraónico paralizadas durante años, observamos cómo las empresas de la trama Púnica campaban a sus anchas, mientras nuestra ciudad aumentaba su deuda mientras descendía la inversión en gasto social hasta mínimos históricos.
Pero en los últimos cuatro años también hemos vivido un saneamiento de esa deuda, una reversión de los recortes y recuperación de los servicios municipales, un incremento de las políticas sociales que cuidan de nuestras vecinas y vecinos, una apuesta por la sostenibilidad, el ecologismo y el feminismos. Hemos plantado la semilla de un nuevo Móstoles, pero debemos seguir regándolo para que crezca y dé frutos.
El Móstoles Que Viene es más verde, feminista, inclusivo e innovador, cuida y acoge a sus vecinas y vecinos, y tiene una cultura accesible y trabajo digno. Y es un Móstoles que vamos a seguir construyendo entre todas y entre todos.