El monólogo de Pamela Palenciano nos permite abordar la labor contra el maltrato de otro modo

en Actos públicos/Actualidad

El pasado sábado tuvo lugar el 1ª Feria de Economía Feminista en Madrid desarrollada en La Tabacalera del barrio de Lavapiés. Fueron muchas las mujeres que se acercaron a ese espacio, no solo para visitar la feria sino para participar en los talleres que se organizaron. En ellos, se pudo hablar de sus vivencias como mujeres en un mundo construido por hombres. Beatriz Mogrovejo, responsable de Igualdad dentro del grupo municipal de Ganar Móstoles, acudió en representación nuestra.

Nuestra concejala afirmó que es estupendo que las mujeres vayamos creando espacios en los que se hable y hablemos de nosotras. Hablar de nuestras dificultades y de nuestras fortalezas, muchas por cierto; la adversidad hace que se creen colectivos e individualidades de una fuerza sorprendente. Como mujeres que somos, no teníamos miedo a destapar nuestras miserias y nuestra alegrías, hablar de nuestros sentimientos y compartir nuestras vivencias, algunas de ellas cargadas de dolor y otras muchas cargadas de optimismo en la construcción de un mundo de iguales.

La jornada fue intensa y terminó con un broche de un metal más bonito y de mucha más valía que el propio oro. La compañera Pamela Palenciano, recién llegada de El Salvador, vino a interpretar el monólogo sobre su propia vivencia, para deleite de todas las asistentes.

Pamela Palenciano es una joven de 31 años que fue maltratada por su pareja durante la adolescencia. Lejos de silenciar esta situación, en un ejercicio de valentía, ha decidido compartirlo con muchachos y muchachas que atraviesan una etapa de la vida que a ella le fue robada en secuestro emocional por su pareja.

Tal y como contó, ella no sabía lo que era la violencia machista, pero no quiere dejar que otras mujeres sean sometidas a esta violencia sin ni siquiera saber lo que está pasando. Y con su monólogo lo que hace es poner espejo a las vivencias que muchas jóvenes pueden estar atravesando. Ojalá muchas mujeres hubieran tenido este espejo y hubieran podido verse reflejada en sus palabras; seguramente,  capítulos por los que han atravesado no habrían sucedido o lo hubieran podido identificar a su debido momento, y no mucho después, cuando el daño ya está causado. Saber pararlo es lo primero en lo que debemos trabajar, pero sigue a este paso el educar para que estas situaciones no se produzcan más. Porque el maltrato no solo es el golpe. Esto es lo que explicó Pamela: no solo duelen los golpes.

El monólogo de Pamela no es la narración de una historia, es un taller que obliga a cada espectador revisar su propia historia afectiva.

En un contexto en el que bajo la sombra de “el amor romántico” todo termina valiendo, las muchachas ceden las contraseñas de sus redes sociales en prenda, renuncian a vestir como quieren, consienten que se las ridiculice por su risa o por sus llantos, abandonan sus amistades —mucho más si estas amistades son varones—, ceden a ser princesas de un príncipe que no lo es tal, pero que se muestra de esa forma, espada en mano, defensor de su propia víctima. Pamela viene a contarnos su experiencia, hacernos reír hasta de nosotras mismas, y a ellos a hacerles cuestionar conductas que no se presumían cuestionables.

No hace falta explicar lo que es el amor, el amor es universal y todos somos sensibles a sentirlo. El monólogo de Pamela Palenciano explica qué no es el amor.

Tras concluir el acto, la concejala reflexionaba: Dos horas fueron las que estuve sentada en el suelo escuchándola. El suelo estaba frío pero no lo sentía. Tenía mis cinco sentidos en el ejercicio que Paloma estaba ofreciendo a los espectadores. Los cinco sentidos y la expectativa de tener a esta mujer enseñando a nuestros jóvenes lo que me enseñó a mí. Ojalá nuestros adolescentes puedan aprovechar el talento de Pamela Palenciano. Trabajaremos en ello.

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