Beatriz Mogrovejo
Llevamos más de dos meses hablando del 7 de noviembre y por fin el 7 de noviembre está aquí. En este tiempo hemos hablado mucho, muchísimo, en muchos espacios, desde los institucionales más importantes como el Senado hasta en la tasca del bar, de la igualdad, de las terribles consecuencias que tiene la desigualdad entre hombres y mujeres, de lo que debemos hacer, de pactos en contra de violencia, de educación, de juventud, de cultura patriarcal….
Mientras hablábamos de las marchas y de los pactos y de las soluciones y de las medidas y la desigualdad, más de 20 mujeres han sido asesinadas, y con cada mujer menos crecía las ganas de salir a la calle. Porque se trata de evidenciar y de reclamar que se haga justicia, se trata de que juntas exijamos que la violencia machista sea tratada como una cuestión de Estado y como tal se pongan los medios suficientes y necesarios como para acabar con ella. Pero también se trata de hacer una acción de desahogo, de estar juntas, de mirarnos a los ojos y reconocer en nuestras miradas que siempre somos nosotras las que más perdemos. No es solo una cuestión de violencia machista, es una cuestión de violencias machistas, en plural, porque son muchas, porque es demasiado tiempo, porque ya estamos cansadas y porque todas estas violencias tienen su consecuencia más trágica en los asesinatos.
Las mujeres sufrimos cada día la desigualdad. Para la mujer ser igual, algo que debería ser natural, sencillo, simple, cuesta un gran esfuerzo. Nada ayuda, sino todo lo contrario.
La semana pasada, cuando en Móstoles se desplegó la pancarta “Contra la Violencia Machista”, que por cierto, debería haber puesto “Violencias Machistas” tal y como pedía el movimiento feminista organizador de las marchas, los medios de comunicación hicieron una pequeña rueda de prensa en la plaza del Ayuntamiento. Fuimos entrevistadas la concejala de Igualdad de Móstoles y yo como representante de Ganar Móstoles, además también el alcalde, el portavoz de IUCM-LV y el portavoz del PP. Cuando escuché la cuña de radio en la Ser Oeste no daba crédito. La concejala de igualdad simplemente no salió en la cuña, y el espacio que dejaron para mí fue una cuarta parte inferior a la que se le dedicaron a las palabras de D. Daniel Ortiz, ex alcalde de Móstoles, el mismo que recortó un 30% los presupuestos municipales en igualdad y violencia de género. Es decir, que de las dos mujeres que participamos en la rueda de prensa una de ellas fue simplemente eliminada y la otra reducida a la mínima expresión. Bravo. Se ve que los medios de comunicación ponen el ojo en la igualdad.
Constantemente tenemos que estar reclamando que somos iguales. Los espacios no están ahí para que simplemente los ocupemos, cada espacio debe ser conquistado.
En los últimos tres días he leído muchos, demasiados comentarios sobre la presencia de los hombres en las marchas. Son muchos comentarios también los que he leído sobre el feminismo: que si feminismo es lo mismo que machismo, que si estamos haciendo una réplica del machismo, que si también hay hombres asesinados, que si las feministas no queremos entender y somos unas amargadas… en fin.
Definición de feminismo: según la RAE (que no es precisamente una institución que se caracterice precisamente por su carácter feminista)
Feminsimo: (Del lat. femĭna, mujer, hembra, e -ismo).
1. m. Doctrina social favorable a la mujer, a quien concede capacidad y derechos reservados antes a los hombres.
2. m. Movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres.
Dicho esto, sobre la presencia de los hombres en las marchas, decir que por supuesto, por supuesto que quiero hombres en las marchas, por supuesto que deben estar presentes, por supuesto que deben ser cómplices de nuestra lucha, por supuesto que los necesitamos, por supuesto que necesitamos que los hombres ocupen los lugares que las mujeres ocupamos casi por naturaleza, por supuesto que deben marchar con nosotras.
Ahora bien, no quisiera ningún hombre en las marchas que esté ocupando el lugar de una mujer. Que sea la mujer la que esté en la calle mayoritariamente, que si alguien tiene que ceder, que sea el hombre. Que los hombres desplieguen toda la generosidad que las mujeres desprendemos cada día, que sean nuestras voces las que más se oigan, que seamos nosotras las protagonistas porque somos nosotras las vulneradas, que comprendan que cada víctima de violencia machista nos duele de forma especial a nosotras y juntas expresemos nuestro dolor.
Ojalá todos los padres el sábado por la mañana sean los que estén cuidando de sus hijos, ojalá todos los menús del sábado a medio día sean elaborados por los hombres, ojalá todos los hombres que libran el sábado por la mañana cambien el turno de trabajo a sus compañeras, ojalá todas las tareas asignadas culturalmente a la mujer sean atendidas el sábado por la mañana por los hombres y que todas las mujeres que lo deseen estén marchando en contra de las violencias machistas.
Los hombres no deben preguntarse cuál es el espacio que tienen dentro del feminismo, lo que deben hacer es coger sus espacios y volverlos feministas.