Gabriel Ortega
Que vivimos un ciclo político fascinante está fuera de toda duda. Para muchas personas, dicho momento histórico tuvo su punto de partida un 15 de mayo del año 2011, donde, después de la inauguración de las políticas impuestas de recortes y austeridad, miles y miles de personas tomaban la calle, iniciando un amplio proceso de repolitización popular, al grito de “no somos mercancía en manos de políticos y banqueros”.
Dicho movimiento atravesó de parte a parte nuestra sociedad, generando simpatías masivas entre las gentes y logrando gran parte de los consensos, más allá de los viejos partidos, que hoy se perciben como indiscutibles.
El accionar de la sociedad civil logró concienciar de que los desahucios no eran un problema individual de las familias, sino un problema socio-político de primer orden en un modelo social que ni garantizaba ni defendía el derecho a la vivienda de sus habitantes, pese a reconocerlo, en abstracto, como un derecho constitucional.
Mareas ciudadanas que defendieron el carácter público de la educación y la sanidad, atacadas por las políticas austericidas. El ciclo inaugurado por el 15-M logró atisbar una nueva voluntad general sólida, quebrando la rutina turnista de partidos viejos que se parecían mucho en su toma de decisiones.
Tras esto, después de que de forma arrogante se interpelara a la sociedad que se movía diciéndole “si queréis cambiar las cosas, montad un partido político”, hubo quien hizo caso y las cosas, siguieron cambiando.
Llegaron las elecciones europeas y una nueva formación política, PODEMOS, lograba un resultado histórico que ninguna encuesta electoral había logrado predecir. Las expectativas sobre lo que históricamente parecía impensable, el fin del bipartidismo, se dispararon. La realidad vino a ratificarlo cada vez que se abrieron las urnas.
Y llegaron las elecciones municipales. Para ellas, en laboriosos procesos, se habían configurado candidaturas ciudadanas y municipalistas impulsadas por Podemos, Equo, activistas de movimientos sociales, ciudadanía no organizada, en un proceso no exento de contradicciones, pero que logró reunir un enorme capital de ilusión popular, con un objetivo claro, llevar el cambio a nuestros ayuntamientos.
En nuestra ciudad, todos los partidos con representación retrocedieron y perdieron representación frente a la fuerte irrupción de Ganar Móstoles, con 20.000 votos y 6 representantes, pese a una campaña llena de trapacerías en las que, incluso, se introdujo una falsa papeleta, que no hizo una sola aparición pública ni en campaña ni después, pero que logró desviar 5.000 votos por medio de la confusión, utilizando un nombre similar al nuestro y la leyenda impresa “sí se puede”, lo que impidió que la alcaldía fuese a parar, por derecho propio, a Ganar Móstoles.
Pero no pudieron frenar el cambio. Nuestra contundente llegada hizo posible la expulsión democrática del Partido Popular tras doce años de gobierno absolutista, la cristalización de un acuerdo programático que ha hecho posible multiplicar los recursos para becas, ayudas sociales, de alimentación, articular una comisión de investigación que arrojara luz sobre la Púnica, así como dar un giro social a los presupuestos construyendo una nueva agenda de prioridades tales como, reversión de los recortes en políticas contra la violencia de género, aumento presupuestario en igualdad, educación, empleo y servicios sociales, reduciéndose, fundamentalmente, en urbanismo.
Pero sería un grave error caer en la autocomplacencia. Queda todo por hacer. Esta legislatura debe servir para sentar las bases de un cambio de modelo de onda larga, que nos permita afrontar con garantías las alternativas habitacionales para personas en pobreza sobrevenida, recuperando vivienda vacía en manos de los grandes tenedores y generando un parque de vivienda social.
Defendiendo los derechos humanos, sociales, económicos y culturales del conjunto de la ciudadanía, incluídas aquellas personas en grave situación de exclusión, como las vecinas y vecinos del poblado de Las Sabinas.
Transitando hacia un modelo productivo basado en la eficiencia energética, las energías renovables, sostenibilidad urbana, rehabilitación de vivienda, relocalización industrial verde y agroecología, explorando todas las potencialidades para la generación de empleo y para la captación de recursos europeos basados en el Programa Horizonte 2020 y la Agenda Cop 21 de París.
Avanzando en la recuperación de servicios públicos externalizados y en la regeneración institucional, la reorganización interna del ayuntamiento para ganar eficiencia, en la transversalización de las políticas de igualdad, en desarrollar un modelo que tenga por horizonte la vida buena al alcance de todas y todos, potenciando la dinamización cultural de nuestra ciudad y la promoción del talento local.
El cambio debe ser percibido con mucha mayor claridad en todas las áreas estratégicas, acabando con inercias heredadas de otras etapas, combinando voluntad y pericia.
Es por eso que desde Ganar Móstoles nos planteamos nuestra entrada al gobierno municipal. Lo hacemos poniendo sobre la mesa un extenso documento programático que contiene un modelo de ciudad concebido sobre las premisas arriba mencionadas. Tenemos equipo y tenemos proyecto, para profundizar en políticas del cambio que, hasta hoy, en algunos casos, son claramente insuficientes. El Pueblo entró al consistorio el 24-M y lo hizo para gobernar, porque tenemos un proyecto más transparente, justo, solidario y eficaz que los que lo hicieron antes.
Deseamos que la ciudadanía nos acompañe en este proceso, la sociedad civil organizada y la que no lo está, la que se identifica y emociona con unos determinados símbolos e imaginarios y la que, sencillamente, quiere que su ciudad funcione más y mejor.
Tal y como se presenta el calendario, antes de ello afrontamos un nuevo proceso electoral para constituir el gobierno del Estado y elegir a nuestro presidente. Lo hacemos con la ilusión y la fuerza de Unid@s Podemos, fruto de la unión de las fuerzas del cambio. Esa es la próxima estación, porque el municipalismo popular y democrático que representan las candidaturas de unidad popular necesita el cambio en la administración central para que las ciudades ganen espacio político y posibilidades de acción.
Así que tenemos tarea. Primero, ganar las elecciones generales y convertir a Unid@s Podemos en la primera fuerza en nuestro municipio y en el país.
Después, con la fuerza recibida, nos sentaremos a constituir el nuevo gobierno municipal de Móstoles.
Acompáñanos en este viaje.